Pequeñas mentiras para estar juntos (dir. Guillaume Canet, 2019)

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Pequeñas mentiras para estar juntos (Nous Finirons Ensemble). Guillaume Canet (2019). ★★★★

Arruinado, deprimido y estresado, Max (François Cluzet) regresa a su casa de verano para venderla. Sus viejos amigos, que pasaron en aquella casa algunos de sus mejores momentos, aparecen por sorpresa por su cumpleaños. Después de mucho tiempo separados, tendrán que comprobar juntos la fuerza de su amistad y superar de una vez por todas cada una de sus contrariedades.

A veces tengo que “hacer los deberes” de cara algún a pase puesto que se trata de una secuela o nueva entrega de una saga, y me pilla sin haber visto lo anterior. Puede sonar aburrido, y es cierto que en algún caso es farragoso y de verdad se siente como una obligación (todavía me duele el combo Transformers 4 y consiguiente pase de la 5) pero en otros, como ha sido en esta ocasión, salgo realmente satisfecho de haber tenido que hacerlo. Además que cuento con la ventaja de tener muy fresca la primera película, cosa que se agradece siendo la secuela nueve años después.

Así que toca comentar “Pequeñas mentiras para estar juntos”, segunda parte de la bastante bien considerada (que yo sepa) “Les Petits Mouchoirs (Pequeñas mentiras sin importancia)” [enlace a la crítica]. Repite Guillaume Canet como principal artífice de este segundo episodio de la producción francesa casi “sitcomiana” si me permitís el feo e inexistente término. Con la ventaja de no tener que presentar ni asentar a los personajes, principal pero justificada dolencia de la primera que por momentos sufre en su ritmo, puede darse el lujo de enseñar el nuevo escenario y status quo tirando de un carácter casi nostálgico. Canet pule lo que le funciona en la dirección pero sin abandonar la identidad que quiso marcar en la primera.

En cuanto a guion, ciertamente es algo más blanda no por peor, si no por no contar con el gran impulso narrativo y dramático que supone el accidente de Ludo, uno de los amigos del grupo protagonista. Las consecuencias siguen presentes, pero la desconexión por el paso de los años implica un nuevo motor que acaba saliendo adelante con el problema que enfrenta Max, el personaje de François Cluzet, que es claramente lo mejor de la cinta.

Y es que el reparto es la herramienta principal para que esto haya podido funcionar, tan bien pero de forma distinta como hizo en 2010. Cluzet está tremendamente creíble a la par que divertidísimo, pero también Marion Cotillard (Marie) vuelve a destacar con la interpretación más visceral. El resto de intérpretes por supuesto consigue una maravillosa continuación, destacaría quizá a Gilles Lellouche (Eric) por su evolución positiva, mucho más sólida.

No es perfecta, sin duda. Hay que hacer ciertas concesiones para conectar con la propuesta del cineasta francés, porque al fin y al cabo está vendiéndote los dramas de un conjunto de amigos burgueses, que tiene los problemas que quiere o se busca tener, que no valora lo que sí tiene y se lamenta por no tener lo que cree merecer. Por momentos es difícil crear la empatía hacia ese imaginario. Y tampoco ayuda encontrarse cosas como los hijos florero, que a ratos ni existen para la película y en otros es lo primordial para todo.

En definitiva, yo la he disfrutado mucho. Es más amena que la anterior por poder ir más al grano y deleitarse en las situaciones. Para mí están al mismo nivel ambas entregas, lo cual habla bien de ellas. Mientras “Pequeñas mentiras sin importancia” era más exigente con tu paciencia pero acaba pagando sus deudas con un punch dramático perfectamente ejecutado y que te rompe con gusto y te sientes recompensado, “Pequeñas mentiras para estar juntos” desarrolla, mejora y amplifica los puntos cómicos que se intuían en la primera, siendo más entretenida y divertida, aunque sus estadios trágicos son buenos pero algo más suaves.

Vaya, que podéis pegaros un domingo muy emotivo y agradable viendo la primera en casita (está disponible en Amazon Prime) y yendo al cine para la segunda, que se estrena hoy. Además es vistosa, las costas francesas son muy bonitas (sobre todo cuando tienes tanto dinero como estos personajes) y la fotografía de Christophe Offenstein lo acentúa. 4 estrellas (sobre 5), si queréis una conclusión concreta y cuantificada. Id a verla.

Crítica de @HathVC15

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